dimecres, 1 d’agost del 2012

Es vulgui o no, això és (i serà) un rescat...

Aguacate con chocolate
 
Vendrá primero un ajuste de estructura territorial, con recentralización de competencias, al que se unirán congelación o reducción de pensiones y prestaciones el paro y recorte de empleados públicos
 
JOSÉ ANTONIO Bueno 29/07/2012

Me cuenta un magnate que harto ya de comer chocolate se ha pasado al tomate. Su amigo el abate se ha convertido en orate y para que nadie le delate se ha metido en el petate. Cuánto debate, qué combate, vaya dislate para jugar al desnate del maldito rescate. Me es igual si le llamamos aguacate, regate o rescate, pero la única y cruel realidad es que la administración central y alguna autonómica se declaran incapaces de encontrar financiación en los mercados ante lo cual tienen que recurrir a una instancia superior, Bruselas, Fráncfort o Madrid para no incurrir en impago. Seguro que el rescate de España no será como el griego, ni el de Cataluña como el de Murcia, la realidad está llena de matices, pero en todos los casos se entrega capacidad de decisión a cambio de liquidez, soberanía por dinero. Ya no es hora ni de buscar causas ni culpas, sino de pensar en las consecuencias. Y estas son predecibles, aunque no nos gusten. Los Presupuestos estarán todavía más condicionados por Bruselas y los de las comunidades por Madrid de lo que ya están. Además, habrá que rendir cuentas trimestral o mensualmente para que las líneas de crédito que se acuerden se vayan convirtiendo en transferencias, por lo que ya no vale con planes o declaraciones. Habrá que demostrar con hechos que se cumple lo que se promete. Se trata de evitar la mala impresión del último Consejo de Política Fiscal donde las comunidades informaron de solo dos cierres de empresas y entes públicos cuando habían anunciado 600. O que la ejecución presupuestaria sigue apuntando a un déficit más cerca del 8% que del 5%. Y para evitarlo los tecnócratas europeos "opinarán" sobre un ajuste que, hasta ahora, tiene más de incremento de impuestos que de recorte radical.

Los eurotecnócratas completarán la faena bajando pensiones, despidiendo empleados públicos, cerrando empresas y entes públicos, cancelando inversiones en infraestructuras (porque sigue habiendo margen), cerrando aeropuertos, implantando peajes en autovías... Y respecto al hecho diferencial y a la lengua... buena suerte a las televisiones autonómicas o a las representaciones de las autonomías en el extranjero. Si no, al tiempo. Ya lo dijo el ministro de Economía en Barcelona en abril: "Si vienen otros a hacer el Presupuesto verán lo que es un ajuste". Porque los hombres de negro tienen una ideología hiperliberal en lo económico ("el mejor Estado es el que no existe"), deciden en un despacho lejos de aquí y, además, no se someten al escrutinio de las urnas. La cirugía de laboratorio siempre es más fácil. La situación de la deuda española ya es insostenible, y no solo por el indicador de moda y algo superficial de la prima de riesgo. La curva de tipos lleva camino de la inversión pues ya falta poco para que sea más caro financiarse a corto que a largo, algo que evidencia la total falta de confianza de los inversores. Y, por si queda alguna duda, parece que es cuestión de días que Moody's sea el primero en catalogar como bono basura a la deuda española. En ese momento, toda esperanza se acabará al cerrarse los mercados. Es injusto, no tiene sentido... pero parece que será así. Tal vez el rescate se disfrace de alguna manera, como una "facilidad para la refinanciación y la liquidez".

Pero dinero soportado por una lista de condiciones, por un mou, es lo que tuvo lugar en Grecia, Irlanda, Portugal... Dado que las autonomías se apuntan al fondo de liquidez autonómico, lo que vendrá primero será un ajuste de la estructura territorial, con una recentralización de competencias, al que se unirán congelación o reducción de pensiones, nuevo ajuste a la prestación del paro y reducción de empleados públicos, todo ello más intenso cuanto más dinero nos presten. Puede que nos ofrezcan 300.000 millones, cantidad suficiente para salir de los mercados durante unos dos años, o refinanciación total, lo que elevaría la factura a más de 700.000. Europa se lo tiene que pensar muy bien pues su futuro está en juego, no solo el nuestro.

Todo esto nos ocurre cuando nos acordamos con nostalgia y envidia de nosotros mismos por el empujón a la autoestima que supusieron los Juegos Olímpicos de Barcelona y, simultáneamente, recordamos la pérdida de uno de los padres de nuestra Constitución. Ojalá fuésemos capaces de rescatar el espíritu olímpico o el de la transición en lugar de resignarnos ante un futuro nada claro pues vemos impotentes e inermes como nuestro modelo de Estado va saltar por los aires por un plato de lentejas. Del título octavo de nuestra Constitución, el que versa sobre la organización territorial del Estado, no va a quedar nada, si no al tiempo. Lo que no se atrevieron a hacer lo que antes llamábamos poderes fácticos de la transición lo harán unos tecnócratas vestidos de naranja y hielo (o sea holandeses y finlandeses) sin apenas resistencia. Podemos hacer kárate o entrar en combate. Habrá quien lo hidrate para que pase mejor por el gaznate. Pero aunque se enlate, sulfate o hidrate, se acabo el debate, esto es un rescate.

El Periódico de Aragón 29/07/2012