dijous, 23 de juny del 2011

Em crida l'atenció que...

... que després de tants anys creient en una visió darwinista de l'evolució, potser tot plegat sigui fals. Com a mostra, el doctor Máximo Sandin desmunta les teories darwinistes a la següent entrevista:


DESMONTANDO A DARWIN - ENTREVISTA MAXIMO SANDIN from ALISH on Vimeo.


Máximo Sandín: "La visión darwinista de la condición humana es una justificación del statu quo"

Entrevista a Máximo Sandín, profesor de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Consejo Científico de ATTAC.


Sergio de Castro Sánchez | Diagonal | Hoy a las 11:58 | 317 lecturas | 6 comentarios
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El autor de ‘Pensando la evolución, pensando la vida’ (Cauac, 2010) ha denunciado la vinculación del darwinismo con una visión de la vida impuesta por el poder económico.

DIAGONAL: ¿Cuál es la base científica del darwinismo?

MÁXIMO SANDIN: Se ha escrito tanto y se han inventado tantas historias y mitologías al respecto que esto que voy a decir va a resultar difícil de asumir, pero sólo es cuestión de dejar de leer libros “sobre Darwin” y leer directamente sus libros: La base científica, experimental o empírica de “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia”, verdadero título de la obra de Darwin es absolutamente inexistente. La idea de la selección “natural” la obtuvo de la observación y lecturas sobre las actividades de criadores de animales y plantas, y su concepción de las relaciones entre los seres vivos, la “lucha por la vida” y la “supervivencia de más apto” provienen de Robert Thomas Malthus y Herbert Spencer, dos individuos muy desagradables, discípulos de Adam Smith, que veían la proliferación de los pobres como una amenaza para su bienestar.

Si uno se toma la molestia de leer “Sobre el origen de las especie, etc.” puede comprobar lo enormemente confusas y superficiales que eran las ideas de Darwin sobre la evolución (que, por cierto, llevaba más de 100 años siendo estudiada en las universidades). En el resumen final del libro mezcla el uso y el desuso, las condiciones de vida, la selección “natural”, la “guerra de la naturaleza”… en fin, un verdadero “cacao mental”. Incluso acabó proponiendo la “Pangénesis”, otra confusa mezcla de ideas lamarckianas, como mecanismo de la evolución. El verdadero artífice del darwinismo (no el único, pero sí el principal) fue Sir Thomas Henry Huxley que sí era biólogo (además de eugenista) y fue el que “depuró” las confusas ideas de Darwin más convenientes para su ideología: la selección “natural” y el azar. Para ello, fundó, junto con Hooker, Spencer y otros científicos afines el X-Club que controló las principales instituciones científicas de Gran Bretaña y también fundaron la revista Nature, con el objeto de promover el darwinismo y controlar las publicaciones. Se puede decir que Thomas Henry Huxley fue “el San Pablo” del darwinismo, al que convirtió en una especie de religión.

D.: Pero el darwinismo actual no es el de Darwin…

M.S.: El darwinismo actual no se sabe exactamente lo que es. Fundamentalmente es una visión Malthusiana de la vida (la competencia permanente de todos los seres vivos y hasta de las células y las moléculas y, sobre todo, la selección “natural” que elimina a los que no son adecuados pero que también “crea” lo inexistente…), pero como teoría científica jamás estuvo claramente formulado. Voy a intentar resumir cómo de montó la supuesta base teórica aceptada hoy, como dicen, por “la comunidad científica”: A principios del siglo XX, el darwinismo estaba prácticamente marginado por los biólogos porque los datos experimentales contradecían la variación gradual como responsable de la generación de nuevas especies. Entonces, un grupo de matemáticos y genetistas reunidos por su condición de fervientes eugenistas se inventaron la llamada “genética de poblaciones”, basada en una concepción simplista de la transmisión de las características genéticas que ya se sabía errónea por entonces, pero con los datos recientes es absolutamente falsa y basada en cálculos matemáticos (la probabilidad de sacar cara o cruz en una moneda lanzada al aire), es decir, también al margen de los datos experimentales. Sobre esa base “científica” se montó la llamada “Síntesis Moderna”, que es lo que se enseña actualmente en las universidades como base teórica de la evolución. Curiosamente, el artífice de este engendro que pretendió unificar bajo el darwinismo disciplinas cuyos resultados eran totalmente discordantes con él (la genética, la paleontología y la sistemática) fue, (atención) Sir Julian Huxley con su gran obra “Evolution: The Modern Synthesis” publicada en 1942. Este señor, nieto de Sir Thomas Henry Huxlex, fue miembro vitalicio de la Sociedad Eugenésica, su presidente entre 1959 y 1962, fue el primer director general de la UNESCO y fundador de la World Wildlife Fund, cuyo actual presidente honorario es el duque de Edimburgo, no sé si le suena… En definitiva, creo que al darwinismo debería denominarsele más propiamente “Huxleismo”.

D: Entonces, ¿a qué se debe el éxito del darwinismo tanto entre la elite científica como entre los no especialistas?

M.S.: Parece claro que el arraigo de la “fe” (porque eso es lo que es) en el huxleismo (hablemos con propiedad) es producto del adoctrinamiento que los biólogos reciben en las universidades (han creado un mito de la figura de Darwin que no se corresponde, ni de lejos, con la realidad), por los libros de texto, generalmente de origen anglosajón que se utilizan y por el control de las publicaciones científicas también fundamentalmente anglosajonas. No olvidemos que la concepción de la vida del darwinismo-huxleismo tiene un gran componente cultural y que Darwin es un icono de la cultura anglosajona. La concepción individualista, competitiva (“el egoísmo individual lleva al bien general, etc., base, por otra parte de la teoría del “libre mercado” de Adam Smith) son conceptos centrales de las culturas de raíces calvinistas. Un adoctrinamiento que remata el recibido en los libros de texto de secundaria, que, por cierto, según me han informado colegas dedicados a la enseñanza, suelen ser una verdadera apología de la “ingeniería genética” y los transgénicos. Parecen bastante bien controlados. Y aquí quiero mencionar otro hecho histórico, al parecer, poco conocido. A partir del final de la segunda guerra mundial los grandes magnates mundiales, pero especialmente los Rockefeller, por medio de Universidades y Fundaciones creadas por ellos asumieron gran parte del control de la investigación biológica. En Internet se puede encontrar un largo artículo de una revista digital de la Universidad Complutense magníficamente documentado titulado “Lisenko.
La teoría materialista de la evolución en la URSS” de Juan Manuel Olarieta que nos informa sobre cómo y porqué se produjo este secuestro de la Biología. Si tenemos en cuenta la creciente tendencia a la privatización de las universidades mediante el control de la investigación biológica y qué empresas son las que la financian y quienes son sus principales propietarios, no creo que sean necesarias más explicaciones.


En cuanto al arraigo popular del darwinismo, la explicación es más sencilla. En primer lugar, “porque lo dicen los científicos y los medios de comunicación”, en segundo lugar, porque es una explicación de la evolución muy simple, que todo el mundo puede entender (aunque en realidad es de una complejidad inimaginable). Todo el mundo se siente capacitado para hablar de evolución. En tercer lugar, porque la visión darwinista refleja la “realidad” del sistema económico, lo que no es extraño porque está basada en conceptos económicos-sociales. “La vida es así, son leyes de la naturaleza” y, finalmente, por la confusión que los mismos darwinistas han introducido con el falso debate (porque los científicos no tiene nada que debatir sobre esas cosas) con los creacionistas para reforzar su postura de “defensores de la ciencia”, convenciendo a muchos de que el que no es darwinista es creacionista.

D.: ¿Qué vinculación existe entre darwinismo y eugenesia?

M.S.: Toda. De hecho, la eugenesia, la doctrina que preconiza el impedimento de reproducirse a los “no aptos” y la reducción de la población mundial está en la esencia del darwinismo, tanto el de los libros de Darwin, como el de los “creadores” de la Síntesis “moderna” y en la ideología de sus máximos valedores, los grandes magnates mundiales (por favor, busquen en internet, por ejemplo, “eugenesia y Rockefeller”). No quiero alargarme con citas textuales de Darwin (en mi página personal hay bastantes), pero su libro “Sobre el origen del hombre” está repleto de ideas eugenistas, además de muchas otras bastante estúpidas. Darwin era eugenista, al igual que su primo, Sir Francis Galton, fundador de la Sociedad Eugenésica, Leonard Darwin fue el segundo presidente de esta sociedad y Horace y Emma Darwin, también hijos de Darwin, fueron miembros destacados. E insisto, todos los matemáticos y genetistas implicados en la “creación” de la genética de poblaciones con el objetivo de “demostrar matemáticamente” cómo la selección “natural” podía “fijar” variaciones “imperceptibles”, eran eugenistas, porque las ideas de cambio (“ascenso”) gradual y, sobre todo, la selección “natural” son las bases fundamentales de esa ideología. Una ideología que sigue vigente como podrán comprobar si se molestan en informarse (busquen, por ejemplo el Galton Institute).

D: ¿Qué implicaciones sociales, políticas y económicas tiene el basar nuestra visión de la Naturaleza y la vida en el azar y en la “supervivencia del más apto”?

M.S.: Voy a responder con unos datos históricos. A principios del Siglo XX hubo un duro debate entre científicos conservadores, fervientes darwinistas, que justificaban las desigualdades sociales en base a las diferencias biológicas entre los individuos, teorías que han recibido el nombre de “determinismo biológico” (por cierto, muy en auge en la actualidad) y científicos progresistas que afirmaban que el ambiente y las condiciones sociales en que los individuos se desarrollaban eran responsables de gran parte de esas diferencias; eran los llamados “ambientalistas”. Naturalmente, fueron los perdedores en el debate. Y es que la visión darwinista de la condición humana es, desde su origen, una justificación del “statu quo”. Es muy célebre la sentencia de John Rockefeller (siempre aparecen los Rockefeller cuando se sigue la historia del darwinismo): “El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto /…/ es simplemente la combinación de una ley de la Naturaleza con una ley de Dios”. Porque la ideología darwinista ha transformado en “leyes” científicas los peores defectos de la condición humana: el egoísmo, la competencia, la avidez por la riqueza, la explotación de los hombres y de la Naturaleza, forman parte de las “leyes naturales”, y para que estas “leyes” se cumplan, la usura, el expolio y la violencia son instrumentos necesarios.

Creo que los jóvenes progresistas que se creen darwinistas por oposición al creacionismo deberían informarse sobre quienes crearon y quienes mantienen este “pensamiento único” biológico en contra de todas las evidencias científicas. También sería bueno que se informaran sobre la verdadera opinión sobre el darwinismo de Marx y Engels, cuando leyeron la obra de Darwin con atención.

D: Una de las versiones del neodarwinismo que más éxito ha tenido es la de Richard Dawkins y su libro El Gen Egoísta.

M.S.: Dawkins presentó su libro como una versión moderna del darwinismo (en sus propias palabras), como un reforzamiento de la concepción darwinista de la vida y, efectivamente, comparte la esencia del darwinismo: explicaciones retóricas, sin el menor soporte empírico y basadas en perjuicios culturales. Su “explicación” de cómo aparecieron los “genes” es como un relato de ciencia ficción: “en algún lugar surgió un replicador….”, luego los replicadores “comenzaron a competir…”; después “crearon una membrana…” algo sin el menor sustento real, porque no existen moléculas “autirreplicadoras”. El ADN necesita de todo un conjunto de complejas moléculas para su replicación.

Pero lo más definidor de su concepción es la calificación de los genes como moléculas “egoístas”. Aquí me veo obligado a citarlo textualmente: “El planteamiento de este libro es que nosotros, al igual que todos los demás animales, somos máquinas creadas por nuestros genes. De la misma manera que los prósperos gangsters de Chicago, nuestros genes han sobrevivido, en algunos casos durante millones de años, en un mundo altamente competitivo. Esto nos autoriza a suponer ciertas cualidades en nuestros genes . Argumentaré que una cualidad predominante que podemos esperar que se encuentre en un gen próspero será el egoísmo despiadado. Esta cualidad egoísta en el gen dará, normalmente, origen al egoísmo en el comportamiento humano”.
Esta especie de obsesión “cultural” con el egoísmo hizo que su “teoría” calara profundamente en los científicos anglosajones (y en los “anglosajonizados”) de modo que durante mucho tiempo se ha considerado a la parte más importante de los genomas, la que regula la expresión de los genes codificantes de proteínas, “ADN basura”, lo que ha entorpecido considerablemente el avance en los conocimientos genéticos. De hecho, en artículos científicos, todavía se ve la calificación de “elementos egoístas” para los elementos móviles y retrovirus endógenos, que son parte constitutiva y esencial en los genomas.

El verdadero significado de la doctrina de Dawkins no es muy difícil de desentrañar: para Adam Smith, es el egoísmo del carnicero, del cervecero o del panadero el soporte de la sociedad mediante “la mano invisible del mercado”, Para él, es del egoísmo del “gen” del que surge la Naturaleza mediante “la mano invisible de la selección natural”. Para mí lo más nefasto de su éxito es la influencia, el adoctrinamiento que produce entre los chicos jóvenes que consideran su paranoica concepción de la realidad como una “interpretación objetiva liberada de idealismos “y muchos le adoran como líder de la lucha contra el creacionismo, a lo que ahora se dedica de forma exclusiva, supongo que para no tener que discutir con los científicos sobre los genes “egoístas”.

Pero creo que lo más significativo sobre el interés en mantener este adoctrinamiento es que se creó exclusivamente para él la Cátedra Simonyi “para la comprensión pública de la ciencia” que, desde mi punto de vista es como si nombraran Dalai Lama a George Bush.

D: ¿Cuál es la situación de la biología actualmente? ¿Se está en camino de superar el paradigma darwinista?

M.S.: Actualmente hay datos científicos suficientes para relegar científicamente el darwinismo al olvido, pero sinceramente no tengo mucha esperanza en que esto ocurra. Hay muchos intereses implicados, por una parte, en el mantenimiento del adoctrinamiento social (la “justificación científica” del sistema), y por otra en la concepción determinista y reduccionista necesaria para las manipulaciones genéticas de la gran industria de la “biotecnología” y los transgénicos. Por eso, las autoridades darwinistas, ante la avalancha de datos que son totalmente contradictorios con sus bases teóricas (los fenómenos epigenéticos, los elementos móviles, los virus endógenos, todos ellos manifestaciones de respuestas del genoma al ambiente) lo que sugieren es crear una “Síntesis ampliada”, es decir, intentar embutir a la fuerza todos esos datos reales en su teoría inventada para que no cambie lo fundamental, su concepción patológica de la naturaleza y de la sociedad. Pero en palabras de un alumno mío (cito textualmente de un trabajo científico): “un truño ampliado es sólo un truño muy grande”.

Sí están surgiendo voces de científicos prestigiosos que plantean la necesidad de un cambio radical en la concepción de la Biología, pero son ignorados por la ciencia “oficial” y, por supuesto, por los medios de comunicación. Incluso los “disidentes” tolerados, como Lynn Margulis procuran nadar y guardar la ropa afirmando que está en contra del neodarwinismo (que es supuestamente el darwinismo oficial) pero que es darwinista. Ella sabrá por qué lo dice, y creo que lo sabe.

D: Vd. defiende una propuesta basada en la Teoría de Sistemas (autoorganización, ambiente) en la que los virus y las bacterias habrían sido las responsables del surgimiento de la vida en la Tierra. ¿Qué implicaciones socio-políticas tiene esta propuesta?

M.S.: Antes de responder quisiera aclarar que no considero que “mi propuesta” sea mía, en primer lugar, porque creo que las ideas no tienen dueño y en segundo porque lo que he hecho ha sido recoger ideas de grandes científicos y pensadores ocultados o ninguneados por “el poder” científico, unificar, interrelacionar sus propuestas, y lo que sí he añadido es una concepción general apoyada por los datos actuales que puede ser parcial, pero creo que no totalmente errónea.

En cuanto a su pregunta sobre sus posibles implicaciones sociopolíticas, me parece un tema muy interesante aunque para los darwinistas (los huxleistas) es un tema tabú. Para ellos la ciencia es algo aséptico, basado en datos científicos (aunque todavía están buscando los suyos) y al margen de ideologías sin ser conscientes de que su teoría es todo lo contrario de lo que predican. Es una proyección sobre la Naturaleza de los conceptos económicos y sociales de la doctrina del “Laissez faire”, según Bertrand Rusell y otros prestigiosos pensadores. Pero no resisto la tentación de citar textualmente a Karl Marx, del que no se puede decir que fuera precisamente simple, en una carta a Engels, después de leer con atención el libro de Darwin que, inicialmente consideró positivamente como explicación “materialista” de la Naturaleza: Es curioso ver cómo Darwin descubre en las bestias y en los vegetales su sociedad inglesa, con la división del trabajo, la concurrencia, la apertura de nuevos mercados, las ‘invenciones’ y la ‘lucha por la vida’ de Malthus. Es el bellum omniun contra omnes de Hobbes, y esto hace pensar en la Fenomenología de Hegel, en la que la sociedad burguesa figura bajo el nombre de ‘reino animal intelectual’, mientras que en Darwin es el reino animal el que representa a la sociedad burguesa. (Marx-Engels Correspondence 1862 Source: MECW Volume 41, p. 380).

Las consecuencias de edificar una supuesta teoría científica, una visión de la Naturaleza, sobre conceptos, más bien sobre prejuicios sociales sórdidos y crueles y posteriormente intentar hacer creer que esos prejuicios son “leyes naturales” han sido nefastas. Han sido usados como instrumento de dominación, de justificación de la injusticia y de lucha contra la Naturaleza. Por eso tengo cierta reticencia a intentar aplicar teorías “científicas” a la planificación social. Pero en cualquier caso parecería más razonable observar cómo funciona realmente la Naturaleza e intentar amoldar, adecuar el comportamiento social a ella, como han hecho siempre los seres humanos considerados “primitivos” por los “superiores” que lo que han hecho los creadores del “libre mercado” y su extensión científica el darwinismo, que es exactamente lo contrario. Y en este contexto las características fundamentales de la naturaleza derivadas de “mi” propuesta, (que no voy a plantear aquí porque es un tema complejo, porque los procesos biológicos son de una enorme complejidad) son que los fenómenos que componen la vida, desde las células, los órganos y tejidos, los organismos, las especies y los ecosistemas, hasta la totalidad del ecosistema global que constituye la Tierra, están organizados en sistemas interconectados, cada uno de ellos integrados en otro sistema de rango mayor en los que todos, absolutamente todos sus componentes son necesarios para un funcionamiento equilibrado.

Que lo que mantiene la dinámica de la Naturaleza no es la competencia sino algo que podíamos llamar cooperación si no fuera un término antropocéntrico tan del gusto de los darwinistas y que prefiero denominar relaciones de interdependencia. Es decir, que la forma más adecuada de vivir en armonía con la Naturaleza ha sido la que ha mantenido el Hombre durante la inmensa mayor parte de su existencia sobre la tierra: el “colectivismo primitivo”, pero como es evidente que no parece razonable intentar volver a ese modo de vida, creo que se puede definir sucintamente el modelo social que más se ajusta a la forma, a los sistemas en que está organizada la Naturaleza con tres palabras: Autogestión y federalismo.