Antonio Rico ha escrito en cierto suplemento literario un artículo titulado "Diagnóstico: niño". En él presenta el libro "Volviendo a la normalidad" (Alianza Editorial) de Fernando García de Vinuesa, Héctor González y Marino Pérez Álvarez. Entre otras cosas destaca que "no se sabe cuál es su causa [del TDAH], aunque la ciencia médica no duda al atribuirla a un desequilibrio neuroquímico en el cerebro. Se
desconocen por completo sus fundamentos neurobiológicos, aunque ya
existen arsenales farmacológicos con los que hacerle frente. Su
diagnóstico no se basa en ningún tio de analítica, no hay ningún
marcador que indique su presencia, ni prueba de neuroimagen de ninguna
clase que concluya el padecimiento de la enfermedad. Se diagnostica
hablando con los padres acerca de los problemas de conducta del niño". Añade, además, que el TDAH es el fruto de la "ideología cerebrocentrista" y de "ciertos
estilos educativos que entienden que la sociedad, los padres y los
profesores no deben preparar gradualmente a los niños para afrontar las
dificultades de la vida adulta, sino que deben sobre todo impedir tal
afrontamiento, protegiendo a los jóvenes del mundo real el mayor tiempo
que se pueda en una burbuja hecha a base de escuelas divertidas, falta
de castigos y normas de disciplina, albanzas a granel independientes de
los logros y concesiones de caprichos en aras de la sagrada felicidad".